sábado, 5 de septiembre de 2009

Micaela


Hoy fue esos días en lo que desperté pensando en ella. Me levanté con esas ganas intensas de taparla y darle un beso en la frente mientras dormía. Si Chancho de mi alma hoy me levanté pensando en vos, como lo hago casi todas las mañana de mi vida desde que no estamos juntos. Y por supuesto que duele no sentir tu respiración, tu olorcito a bebé y tus pilas para hacer cualquier cosa menos quedarte quieta.

Hoy cuando me levanté recordé el día cuando la vi por primera vez. Como olvidar esa bebe cachetona que tenía las mejillas que parecían manzanas. Como olvidar que dándole unos golpecitos en el pecho con dos dedos se dormía plácidamente. Como olvidar que por querer seguirme comenzó a caminar y recién me di cuenta cuando me llamó porque no me podía alcanzar. Cómo olvidar sus lágrimas por el primer reto que recibió por tirar la sopa. Cómo olvidar que siempre con una sonrisa y con muy pocos reclamos te adaptaste a todo.

En estos siete años creció más de lo esperado. Sus preguntas asfixiantes como "papá qué es ser virgen" o "a los 20 me puedo poner de novia" me dieron vuelta y que, como me ocurrió muy pocas veces, me dejaron sin palabras. Esas veces le ganó por goleada a su papá.

Como no alegrarme cuando la veo. Son esos momentos en lo que quiero que me transmitas todas sus energías para que pueda movilizarme el resto de los días. Como no extrañarla con tanta locura. Es una señal que siempre está ahí, cerca, aportando grandes razones para amarla para siempre.

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